La forma de vida de ser humano, evolucionando a Ser espiritual.

El ser humano presente, es una presencia en esta realidad. Una inteligencia, capaz de comprender.

Somos una forma de vida orgánica, compleja en su dualidad, totalmente adaptada al lugar donde vivimos. Una continua evolución en pleno desarrollo, en un lugar del cosmos donde nuestro planeta es una minúscula partícula en la vastedad, y a su vez, una joya que luce plena de naturaleza. Y los seres que habitamos aquí, por compartir el camino con la Tierra, somos un reflejo de Ella. Todos nos acercamos a encontrarla, porque nacemos aquí y somos lo mismo. Solo hay que sentirlo un instante, somos iguales en todos nuestros planos de existencia. Somos su conexión a nivel físico, emocional, mental, energético y espiritual. 

Y progresivamente, al encontrarnos con y en Ella, nos hemos adaptado fluyendo con su entorno para conquistar su naturaleza y expandirnos buscando el beneficio de vivir, aunque tanto hemos olvidado esencialmente, que nos hemos perdido en nuestro ego y apenas hemos encontrado generosidad por el planeta y los seres con quien lo compartimos.

Somos los conquistadores inevitables del mundo externo que nos rodea y sus formas de vida, y en general, la fuerza de la inteligencia, esa inquietante naturaleza, es un poder que hemos aplicado durante miles de años incluso con nuestros semejantes. Es una inercia antigua, que nos puede deparar un futuro de extinción.

El ser humano en su progresiva inteligencia, con una mente de desarrollo inigualable en este mundo, es una adaptación muy eficaz, con unos instintos de supervivencia únicos para la naturaleza del planeta. Algunos parecen sencillos y primitivos por nuestra familiaridad con ellos, pero son extraordinarios para que la vida se desarrolle y se expanda. Desde la búsqueda y construcción de cobijo con una mayor autonomía, hasta la petición y el ofrecimiento de ayuda, o la belleza y la cooperación, que son aspectos que nos atraen entre nosotros y protegen nuestra vulnerabilidad individual con un colectivo, colaborando en un desarrollo conjunto con relaciones productivas. Y además tenemos la curiosidad y el ingenio, que nos capacita para ir por delante de otros seres en la evolución y expandirnos cada vez más. Son procesos avanzados para la existencia, que nos permiten mejorar constantemente con creatividad nuestras relaciones, crear sociedad y buscar salud y felicidad para nuestra existencia.

La vida nace y se sostiene en la medida que existe en el Universo.

Sobrevivir significa vivir en condiciones adversas e impredecibles, algo intrínseco a nuestro planeta con sus cambios geográficos y meteorológicos, con sus elementos y ciclos de la naturaleza. Esta capacidad de preservar la vida superando circunstancias que pueden causar la muerte, como la enfermedad o la falta de recursos, comparado con otras épocas anteriores, ahora incluso parece algo habitual y sencillo. Gracias a nuestro desarrollo cerebral, donde nuestra inteligencia es la clave de esta total adaptación, hemos conseguido con diferencia que nuestra vida se superponga a todas las demás. A  muchos niveles de lo que somos, esto es intrínseco a la prosperidad de la vida y a la evolución para subsistir, y el ser humano lo ha entrenado y conseguido milenio a milenio. Ya nos hemos convertido con ventaja en la cúspide de la pirámide evolutiva de este planeta. Estamos progresiva e inevitablemente dominando todo el medio, toda materia, toda energía, a todos los niveles, y en todos los reinos animal, vegetal y mineral. Somos una mente que desarrolla ciencias para estudiar la naturaleza y sus elementos, y al comprender multitud de sus ramas como física, química, geología, biología, matemáticas, etc. Hemos aprendido a cambiar los estados y la composición de la materia, al igual que hace la naturaleza, en sus formas de sólido, líquido y gaseoso. Hemos sido eficaces al usar los recursos de la naturaleza para crear y moldear miles de millones de diferentes objetos y también hemos sido ingeniosos en transformar la energía para nuestra conquista del medio.

Históricamente, tenemos gran experiencia y conocimiento adquirido de nuestras etapas de existencia anteriores, y ahora en esta era de la información, hay innumerables formas de buscarla, encontrarla y usarla para nuestro desarrollo.

Seguimos explorando cada rincón y expandiendo nuestros límites, incluso fuera de nuestro planeta, creando un mundo y una realidad que busca asegurar nuestra supervivencia en la vastedad del cosmos. 

Estamos adaptados a la Tierra, a todos los niveles de lo que somos.

Y en este presente digital y tecnológico, con la cuántica y la IA encontrándose progresivamente en la cotidianidad, nuestros genes apenas empiezan a cambiar ahora, nuestros organismos están todavía muy adaptados al entorno natural, nos adaptamos poco a poco a esta etapa que llamamos moderna, y como muchas otras épocas que ya hemos pasado, la nuestra se quedará antigua, sólo es cuestión del inevitable espacio tiempo. En este sentido, a nivel genético, la evolución es un cambio lento, aún no nos hemos desadaptado de la naturaleza para integrarnos en nuestra modernidad, y por ello, estamos orgánica, anímica y mentalmente inestables, con la energía muy dormida y agotada, por esta falta de sincronización equilibrada con la naturaleza con la que tanto tiempo nos hemos compartido y de donde realmente venimos. Tanto hemos cambiado, que nos hemos olvidado… Y al ir hacia la conquista externa de la naturaleza, buscando recibir y apenas dar, en esta realidad que vivimos, nos hemos desconectado de su armonía, nos falta el contacto con lo que somos, la misma naturaleza, porque ahora en esta frenética realidad que hemos creado de dominar el mundo y a todos sus seres sin freno ni distinción, el ser humano está funcionando al revés, enfermamos por falta de movimiento motriz y por sobra de movimiento mental. Es la vida de la ignorancia y las perturbaciones del ego, un Samsara de estimación propia que vela nuestra naturaleza más esencial y por ello encontramos sufrimiento.

Vamos hacia un camino desconocido, pero avanzamos inexorablemente hacia el destino: El viaje por las estrellas…

Por eso en nuestra conquista, la vida y el mundo que somos, necesitamos invertir el enfoque, necesitamos viajar a nuestra naturaleza más esencial, entrenar una adaptación más profunda en la evolución, buscar el estudio de experimentar las ciencias del Yoga y la meditación, para comprender nuestro universo interior, para volver al equilibrio y encontrar la armonía con lo interno y externo, la melodía de la energía en la calma y la paz de la mente, la familiaridad de abrir el corazón y expandir la consciencia, para elevar la vibración de nuestra existencia y conectar con el universo desde la sabiduría interior, y evolucionar en equilibrio energético con el planeta y los seres que habitan en ella. Con el Yoga y la meditación transformamos la mente y conectamos con el secreto que reside en el corazón, liberarnos del aferramiento propio y volver a Ser, recordar la luz que brilla en nuestra profundidad, donde volver a Ser, es sencillamente más natural, por ser humanos con verdadera espiritualidad, recorriendo el camino con Dharma, unidos al sendero de la Luz, expandiendo nuestra consciencia para encontrarnos en lo que en esencia somos: El amor.

Y al reflexionar en la exposición histórica y actual del análisis del ser humano en la vida que vivimos en esta realidad, en este nuestro presente, el que percibimos, ahora es el momento, el nuestro, porque es el ahora que podemos cambiar. Ahora es el momento de equilibrar la balanza, ahora es el momento de unirnos en un abrazo con el mundo y con todos los seres que lo comparten, ahora es el momento de meditar, de escoger la luz, de ir a la unidad, de encontrar la verdad de Ser, de Ser Todos Uno, en la Vida, en la Consciencia, en el Amor.

Es Ser el presente de la sabiduría del Amor.

Es Ser la presencia de la conexión espiritual.

Es Ser la unión consciente con nuestra verdadera expresión de la naturaleza cósmica y mística.

Es Ser uno con Todo, todos con Todo. Es la Verdad de Ser el Amor, con todos los seres, de todos los mundos.

Somos Yoguis y Yoguinis, las almas luminosas, Guerreros y Guerreras de la Luz.

Somos la unión de las fuerzas en la naturaleza espiritual:

Los barcos que navegan en la causalidad, las causas de hermosas poesías en la vida, las vidas con destellos del corazón, los corazones en las expresiones del alma, las almas en las vidas que nacen, el nacer de las acciones que inspiran y espiran, la inspiración en las sabidurías del libro sagrado, las sagradas mareas de la Luna que se unen con los brillos del Sol, los Soles en las consciencias de las reflexiones del amor, el amor de los puentes que coinciden en el templo de la compasión, la convergencia en las conexiones con la mística del cosmos, el Todo que se une con los abrazos del corazón, el abrazo a las ciencias del Yoga, la unión consciente de los guardianes de la llama sagrada, la fuerza de los protectores de la luz.

Somos el arte del movimiento de la armonía energética, la marea de equilibrio universal.

Somos el poder de la alquimia energética, seres en la continua búsqueda de la Guna Satva, con una fuerza espiritual que toca el Ser que las trasciende.

Somos los instrumentos afinados de la vibración luminosa, las almas despiertas, Las luciérnagas en esta aventura del alma, que es nuestra realidad, para alumbrar, para brillar, para iluminar como las estrellas lucen en la oscuridad, como el Sol que evapora las tinieblas de la vida en el mundo, y lo hacemos, porque somos capaces de emitir Luz, porque es nuestra naturaleza, porque nacemos de la vida del Sol radiante del corazón para Ser libres en la Luz del Ser Divino que hay en todos nosotros, impulsando una íntegra evolución humana sabiamente, con su naturaleza, su planeta, su realidad, desde la verdad, el amor y la Luz, uniendo a todos los seres, hacia la liberación.

Om, Om, Om.

Vibración de unidad en la Luz del ente espiritual que somos, en su naturaleza esencial que es la misma del universo al que pertenecemos, el canal de nuestra realidad con la vibración y la creación del Todo, una mente que anhelamos, donde por amor nació el Yoga, un milagro para la vida, para la evolución, para el orden en la entropía universal, eternamente hasta el fin, para que vuelva a empezar.

Es más inteligente y sabio, ser una involución progresiva de lo que no necesitamos, una Kriya de lo no somos, una purificación del ego, para Ser una evolución más sana y coherente de lo que nos apremia Ser y así, trascender a nuestro propósito universal, que es de donde venimos.

Todos somos seres espirituales, viviendo una experiencia humana. Todos en esencia, somos Consciencia y Amor, Verdad y Plenitud, Camino y Realización, Universo y Naturaleza, Ciencia y Mística. Somos la magia de Ser la inteligencia del universo para encontrarse a si mismo. Todos somos almas que evolucionan hacia la Luz del Amor, hacia la unión y la paz con todos los seres de todos los mundos.

Y desde nuestra naturaleza: El Yoga y la meditación,

Somos las estrellas del alma,

Las almas de las estrellas, que impulsan, sostienen y comparten,

El Amor de la Luz.

Dedicado a los Yoguis y Yoguinis Siromanis, compañer@s y maestr@s de la formación en la unión consciente.

La comprensión del alma, en la Vida del Yoga.

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