El yoga de shinrin Yoku

Un bosque de poesía, en un mar de profundidad.

El Yoga del Shinrin Yoku.

Un bosque, es un mar de experiencias, y en sus aguas cuando te bañas, te calas de libertad.

Abres los sentidos, abres tu percepción, abres el corazón al bosque, y sientes su naturaleza en esplendor, es equilibrio y armonía, es un maravilloso bucle de vida y transformación.

Sientes bajo la piel de tus pies descalzos, el contacto con el palpitar de la tierra, el musgo esponjoso, la roca tibia, las hojas que restallan, una suave hierba que lo unifica todo, te hace flotar entre las flores, en un mar de calma.

Respiras, respiras profundo, el bosque enseña a parar, aprendes a respirar su ligera y limpia energía.  Se escucha su hermosa música, su sonido divino. Son crujidos de las ramas, el baile de los árboles, es el canto de los pájaros, la melodía de los Ángeles, es el arroyo que murmura fundido con el viento, susurrando la energía que vuela, en su aliento.

Miras el cielo azul, a través de las aperturas en las copas de los árboles. La agradable luz del sol se filtra en el mecer de las brillantes hojas, y con ese encuentro, se despierta el alma.

Respiras profundo, inhalas los frescos aromas del bosque, la tierra y el agua, el musgo y la piedra, la savia y la corteza, la madera al sol, que las calienta.

Los árboles son poemas que la tierra escribe en el cielo (Kahlil Gibran)

Estás vivo, estás viva, sientes la vida en tu interior, percibes la vida del bosque en su verdad, encuentras la experiencia natural de la vida en su orden, su armonía y su esplendor.

Te bañas en la marea del bosque, su fresca y clara energía te inunda hasta el alma, te fusionas y la abrazas, y formas parte; eres tierra, eres agua, eres aire; eres campo, eres prado, eres árbol; eres la naturaleza del bosque que devuelve el abrazo, para seguir caminando.

Respiras y respiras, sientes y sientes, despiertas la intuición, despiertas la mente del corazón, que recuerda tu esencia y de donde vienes. Tu naturaleza es la de ese bosque, y te conmueves.

Meditas en su energía, que es tu silencio, y sientes plenitud en esa voluntad. Aham karta, aham karaita, la paz del alma, el bosque se ilumina y el alma en esa dicha, descansa.

 

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